No ha podido ver la entrada de este verano que se presume tórrido y cruel. José Saramago nos dijo adiós hace unas horas. Me gustaba más como conciencia que como novelista. Pero cada cual tiene sus preferencias.
Pero sobre todo sus artículos periodísticos definían su esencia de humanidad. "Cuando Javier Bauluz bajó a la playa de Zahara ya sabía que se iba a encontrar un cadáver. Javier Bauluz es fotógrafo, en sus cámaras tanto caben besos como cuerpos destrozados. Si los besos se tornaron indiferentes por la vulgaridad y monótonos los muertos por la multiplicidad, la culpa no es suya. De él se espera que retrate lo que ve, no lo que le gustaría ver. En septiembre las playas están llenas de bañistas. A veces las olas traen un aguamala, un pecio, una concha partida, una bola de alquitrán. La concha y los pecios pueden interesar a artistas y coleccionistas del ready-made, el alquitrán y la aguamala hay que retirarlos con prontitud para evitar las justas reclamaciones de los turistas de fuera y de dentro. A veces es un ahogado quien recala a la costa, alguien a quien nadando le faltaron fuerzas o ya no las tenía cuando la patera se hundió..."
( Llamado por la muerte/Por José Saramago, Premio Nobel de Literatura. Publicado en el Magazine de La Vanguardia, 2 de Marzo 2003).
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