Puestos a elegir es lo que esperan esta Noche centenares de miles de ciudadanos de los Reyes Magos. Un empleo (digno) para 2011, repiten por lo bajo. Aunque tampoco le harían ascos a trabajar en el Museo del Tarot, distribuidor oficial de Santeria Milagrosa, que selecciona personal de almacén en la categoria de mozos y manipuladores en su nave de Alcobendas (Madrid). Jornada continúa de lunes a viernes de 8:00 a 18:00.
Todo con tal de recuperar la diginidad y no perder los estribos como el titular de esta carta:
¡Quiero trabajar! publicada en un diario nacional el 09/12/2010
"Recién licenciada en Derecho y Ciencias Políticas por una buena universidad y hablando dos idiomas, me presenté la pasada semana a uno de los pocos puestos decentes que ofertaban las consultoras de recursos humanos. Tras una entrevista en la que presenté con elegancia mi extensa formación, comencé a emocionarme con la idea de que podría ser la afortunada. Llevábamos unos 20 minutos de entrevista y habíamos tocado prácticamente todos los puntos relevantes de mi currículum cuando mi interlocutora suspira y me dice:
"Tiene usted un currículum vitae impresionante. No puedo exigirle más. Sin embargo, me parece que el puesto no se ajusta a su perfil, ya que las tareas propias de una asistente podrían ofender su sensibilidad teniendo en cuenta su elevada formación... ¿No cree que se sentiría usted frustrada poniendo cafés?".
¿Frustrada? ¿Frustrada? ¿Usted sabe lo que es llevar meses buscando un trabajo (uno cualquiera) sin muchas exigencias y que le digan que el puesto no está acorde con sus habilidades intelectuales? ¡Mi intelecto no me da de comer! ¡Y mucho menos se preocupa de las facturas del teléfono! Si estamos poco preparados no somos aptos y si lo estamos mucho, tampoco.
Al llegar a casa esa misma tarde borré de mi currículum con amargura y alguna lágrima las menciones de las licenciaturas para adecuar mi perfil a alguna de las ofertas. Después de alguna más desafortunada entrevista y de sentirme realmente frustrada con el resultado, he decidido marcharme al extranjero. Ahora ya, con el billete en la mano, lo que me pregunto con tristeza es ¿qué consecuencias tendrá esto para mi país?
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