China pretende alcanzar la autosuficiencia en algunas áreas de su economía, como recoge su 14 º Plan Quinquenal, lo que es motivo de preocupación para las empresas europeas, según desvela el documento European Business in China de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China. Las empresas europeas no están seguras de hasta qué punto serán capaces de contribuir al crecimiento futuro de China, y algunas temen la salida del mercado. Las 930 recomendaciones constructivas contenidas en este documento de posición ilustran tanto la profundidad de los desafíos a los que se enfrentan las empresas europeas en China como su compromiso con la mejora del entorno empresarial.
A pesar de las muchas dificultades
experimentadas en 2020, debido a la pandemia de COVID-19 y las crecientes
tensiones geopolíticas, las empresas europeas en China obtuvieron buenos
resultados en general y siguen firmemente comprometidas con el mercado. “A
la Cámara Europea le preocupa que la economía de China siga teniendo un
desempeño inferior si se aleja de reformas audaces en favor de un enfoque más
insular”, señala Joerg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión
Europea en China.
China quiere reducir su dependencia del resto del mundo
El Decimocuarto Plan Quinquenal
de China establece un rumbo claro para que el país reduzca su dependencia del resto
del mundo, antes de lograr finalmente un alto grado de autosuficiencia. La
primera parte de este plan busca evitar la dependencia excesiva de cualquier
país, lo que requerirá que China diversifique y fortalezca sus cadenas de
suministro. Esta es una vía que otros países han optado por seguir, en gran
parte en respuesta a la pandemia de coronavirus que ha puesto de relieve la
fragilidad de muchas cadenas de suministro mundiales; en particular para bienes
cruciales como dispositivos médicos y productos farmacéuticos.
Sin embargo, la búsqueda de la
autosuficiencia es un riesgo calculado que se está asumiendo sobre la base de
la creencia de que China, dentro de la próxima década más o menos, puede
alcanzar con éxito un mayor nivel de innovación y fabricación, capacidad que le
permitirá liderar las tecnologías que probablemente definirán la economía
global del futuro. Al mismo tiempo, China parece dispuesta a reducir aún más el
papel que desempeñan actualmente las empresas extranjeras en su economía,
particularmente en los sectores de alta tecnología, al mismo tiempo que intenta
aumentar la dependencia de su propia economía.
El tamaño de su economía y el
fuerte crecimiento del producto interno bruto (PIB) en relación con la mayoría
del resto del mundo parece haberle dado a China la confianza de que puede
permitirse el lujo de hacerlo en gran medida sola. Sin embargo, la Cámara
Europea cree que si bien los costos potenciales, tanto para China como para las
empresas extranjeras, no se sentirán inmediatamente, serán extensos y tendrán
un impacto negativo a largo plazo.
Esto se traducirá de entrada en
estos perjuicios:
• Una disminución de la inversión
extranjera directa (IED) a medida que las empresas internacionales se ven
obligadas a abandonar o disuadir de expandirse o incluso de entrar en el
mercado chino.
• Una desaceleración de la
capacidad de innovación debido a la continua y rápida disminución del talento
internacional de las economías desarrolladas.
• Una mala asignación
significativa de recursos, ya que el apoyo estatal se desviará cada vez más a
múltiples industrias en un intento de replicar la fabricación de bienes que ya
están disponibles a nivel mundial.
• Una reducción en el acceso a
las tecnologías centrales que China requiere para actualizar sus cadenas de
valor.
• Un aumento en los desafíos para
que China cumpla su ambicioso objetivo de carbono neutral para 2060, debido a
la falta de acceso a tecnologías y soluciones ecológicas innovadoras que las
empresas europeas pueden ofrecer.
• Un creciente rechazo internacional
contra las políticas comerciales mercantilistas percibidas, lo que lleva a un
deterioro de las relaciones comerciales y políticas con otros países.
En pocas palabras, según la Cámara
Europea, la búsqueda de la autosuficiencia va en contra del espíritu de reforma
integral y apertura que China comenzó en 1978, y persistir con este objetivo
tendrá un impacto directo en el crecimiento del PIB per cápita. Esto se puede
ver al observar la trayectoria que podría tomar el crecimiento de China
continental desde 2021 hasta 2050, basado en tres escenarios de crecimiento
diferentes: una proyección de línea de base, una basada en reformas y una
basada en reformas limitadas. Si China implementara reformas integrales para
impulsar el crecimiento de la productividad, después de tres décadas alcanzaría
un PIB per cápita de aproximadamente 55.876dólares USD, un 65% más que si se
siguiera un camino de reformas limitadas.
Preocupación en la Mesa Redonda de los industriales europeos
Para la Mesa Redonda de los industriales europeos agrupados en ERT, el informe de la Cámara Europea apunta a señales preocupantes de que China se está volviendo cada vez más hacia adentro, lo que arroja dudas sobre su trayectoria de crecimiento a largo plazo.
Como parte de un compromiso
conjunto para proporcionar igualdad de condiciones entre Europa y China, ERT está totalmente de acuerdo con la Cámara Europea en que “nuestro éxito
económico futuro mutuo depende de continuar por el camino de la reforma y la
apertura. Formar alianzas internacionales y renovar el compromiso de
aumentar la integración en la economía mundial son parte de ese enfoque”. Las
empresas europeas lideradas por los miembros de ERT desempeñan un papel clave
en la contribución a la capacidad de innovación y las industrias competitivas
en China. Es vital que sigan siendo capaces de contribuir plenamente a la
economía china mediante una mayor apertura del mercado y un verdadero libre
comercio.
“La relación económica UE-China
es de vital importancia para la industria, el empleo y el crecimiento
europeos. También es una de las relaciones más complejas y desafiantes,
pero debemos intentar que funcione, incluso si eso implica caminar cuesta
arriba a corto plazo. Se debe evitar el desacoplamiento y la creación de
cadenas de suministro separadas, ya que esto aumentaría los costos para las
empresas y los ciudadanos en todo el mundo, además de frenar la innovación y,
en última instancia, promover el aislacionismo”, alerta Jacob Wallenberg, presidente
del Comité de Acceso al Mercado y Comercio de ERT.
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