Ella, la funcionaria mira con ojo avizor al presidente. Este ignora que algunas de sus decisiones la afectan profundamente. Por eso cuando Mariano Rajoy mueve los papeles, la funcionaria se sobresalta.
Si la observas detenidamente comprobarás con sorpresa que esta inquisitiva mujer (vestida con el azul del ujier del congreso) cruza significativamente los dedos para alejar el mal fario que representa el 'Señor de las Reformas'. Un año triunfal para el Gobierno, un año + de dolor para el resto de los mortales. Nunca un representante del pueblo y del poder han estado tan cerca. Nunca tan separados. El sueldo del presidente + sus emolumentos le distancia aún más de la diligente funcionaria que aguarda, expectante, bajo los flashes, una orden. "Espere que repase las 100 medidas que le garantizarán su pensión que la veo con cara de estar a punto de jubilarse", le dice el presidente. Al rato le entrega un decálogo, elaborado a prisa y corriendo por su equipo de asesores.
La gran sufridora de Mariano Rajoy se retira con el documento, murmurando por lo bajo: "a mi no me la das con queso, Mariano, que te tenemos todos muy calado". Entre tanto, en otra galaxia, trabajadores sociales reclaman al Gobierno un Plan de Rescate de 10.000 millones de euros para los marginados por la crisis. El presidente les ha dado de lado.
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