En tiempos marianos se denominaba ‘remitido’
a la página de publicidad. Ahora se ha vuelto a esta tradicional forma de mensajes pero lamentablemente el que los paga es el ciudadano.
No voy a detenerme ni tan siquiera en la
letra grande de esa magna entrevista al presidente –con fotos que parecen
postales de navidad, Rajoy es un papá Noel frustrado- de la que ha sido
cómplice 'voluntario' El País –necesitado de autoestima- junto a otros cinco diarios
internacionales. Tampoco voy a detenerme en la letra pequeña o subliminal. Rajoy
no necesita de estos subterfugios para negar el pan y la sal (esta no,
rectifico que la reparte con generosidad) con su brutal austeridad. Lo confieso
no voy a leerme la gloriosa entrevista, a imagen y semejanza, del inquilino de
La Moncloa. Ni tan siquiera en los titulares, insultantes para los empobrecidos y los que llevan camino de estarlo. Antes que Mariano por este diario global,
que de pronto se vuelve indigno, pasaron Zapatero, Felipe González…
Flaco
favor a los periodistas vocacionales, esos que todavía creen en el periodismo como servicio útil al ciudadano. El director de El País, cuyo nombre
prefiero silenciar por decoro, es un monaguillo frustrado al que se reconoce en
sus más bajas tareas. Rajoy aparece en esta fotografía con aura de santidad.
Dios, nos perdone. ¡Feliz Navidad!
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