sábado, 28 de marzo de 2015

El Papa Francisco encara los problemas

Tras dos años de pontificado, el Papa Francisco ha removido conciencias y despertado la ilusión en una nueva forma de encarar los problemas. La primera señal fue la transparencia. Abrió la institución vaticana de par en par –con auditorías incluidas a la banca- y dejando al desnudo los pecados de la institución; el más grave, la pederastia. Se refirió a los abusos de Marcial Maciel, a quien calificó de un gran enfermo y reconoció que sí pudo haber algún encubrimiento en El Vaticano. Se declaró enemigo practicante de la ostentación y los símbolos superfluos. “No yo no puedo ir en un Mercedes, BMW…”. Impuso la austeridad predicando con el ejemplo y dejando los aposentos papales.

Volvió a recordar el gran pecado de las diferencias sociales entre ricos y pobres. “A esta tiranía de un sistema económico que tiene al dios dinero en el centro y no a la persona”. Denunció la corrupción, muy ligada al narcotráfico y a las dictaduras; tendió la mano a las otras religiones, respetando el laicismo. Acabó con el estigma de la homosexualidad, cenó con transexuales y repudió a los contagiados por la ignorancia: abrazó y estrechó a un leproso.


Su apertura, nada bien acogida por los fanáticos e integristas católicos, estuvo a punto de llevarle por delante. Pero demostró que lo suyo no era una campaña de marketing o propaganda vacía de contenido. “Lo que más me indigna es el salario injusto. Porque uno se enriquece  a costa de la dignidad no dada a la persona”. 

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