Los 33 empezaron contando los días, las horas, los minutos, los segundos transcurridos desde que quedaron atrapados en la mina. Ahora cuentan esos días, esas horas, esos minutos, esos segundos que faltan para el feliz desenlace.
Desde que están en la boca del lobo hay enseñanzas para todos. Habría que aprovechar este fatal accidente para sacar lecciones provechosas, y no sólo para los más cultos, los más listos, los más rápidos.
De la mina ya no se sacan riquezas, se extraen principios tan básicos como la vida. Así todos volvermos a re cordar - aunque muchos, soy el primero en confesarlo lo tenía más que olvidado y hasta quizá lo ignoraba- lo que son los ritmos circadianos.
Copio directamente (no puedo realizar el corta y pego): "...Son patrones de actividad que ocurren en un ciclo de 24 horas, son reguladores biológicos importantes en virtualmente todas las critaturas vivientes. En seres humanos y otros animales, el reloj circadiano interno del cerebro regula los ciclos del sueño y la vigilia, así como la temperatura corporal, la presión arterial y la liberación de varias hormonas endocrinas". Así lo explica la investigadora Amhita Segal, investigadora del Howard Hughes Medical Institute. (http://www.hhmi.org/news/sehgal2-esp.html).
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