Los 18 países aliados movían sus fuerzas aéreas y marítimas. Los dirigentes que habían decidido salvar a la población civil iniciaban los temibles bombardeos.
Benedicto XVI aún guardaba silencio. Los muertos empezaban a contarse por centenares y la población civil huía -la que buenamente podía- hacia la frontera.
Pero el 'fuego amigo' muchas veces se equivocaba y las masacres de inocentes llegaban a la portada de los diarios. Todo había sido decidido en Paris en cuestión de unas horas. Algunos diarios saludaban la nueva ofensiva con titulares agresivos (casi mortíferos):
Gadafi es el enemigo a batir ¿Cuántos inocentes caerán hoy, mañana y pasado mañana en el mundo? ¿Cuántos se inmolarán como mártires por la causa del líder libio?(continuará...no en vano asistimos a una guerra en directo)
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