La visita del presidente Donald Trump a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Catar, del 13 al 16 de mayo, tiene como objetivo que los países del Golfo inviertan un billón de dólares en Estados Unidos y vuelvan la espalda a sus acuerdos con China. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, anunció en enero pasado que el Reino planeaba invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos durante cuatro años, pero posteriormente el presidente elevó el costo del viaje a un billón de dólares, incluyendo más de 100.000 millones de dólares en ventas de armas solo a países del Golfo. El objetivo de la visita de Trump será anunciar acuerdos en los sectores de energía, tecnología y defensa.
La consultora DGA Group en
base a conversaciones recientes con altos funcionarios tanto de Estados Unidos
como del Golfo durante las últimas semanas, pronostica que los cambios más
duraderos en la política exterior y económica estadounidense derivados de la
visita del presidente se concretarán en el aumento del suministro de petróleo,
potencialmente como resultado de un acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán;
en la relajación de los controles de las exportaciones estadounidenses en los
sectores de defensa, energía y tecnología y en un aumento de la presión sobre
los países del Golfo para que se alineen más claramente con Estados Unidos en
su disputa con China.
Acuerdo nuclear con Irán
Un nuevo acuerdo nuclear con Irán aumentaría
el suministro de petróleo y bajaría los precios. El enviado especial Steve
Witkoff planteó la posibilidad de que Irán enriquezca uranio hasta un 3,67% de
pureza, lo cual fue más significativo que sus posteriores intentos de
retractarse, y que tanto Witkoff como los negociadores iraníes indicaron que un
acuerdo provisional (como el que precedió al PAIC) podría ser necesario si no
se alcanza pronto un acuerdo definitivo. Altos funcionarios israelíes han
expresado su preocupación a DGA Group por la firme aversión del presidente
Trump a usar la fuerza militar contra Irán, a pesar de las periódicas amenazas
públicas, mientras que altos funcionarios estadounidenses especulan que podrían
obtener un importante apoyo demócrata en el Senado estadounidense para un nuevo
acuerdo nuclear con Irán.
Los operadores esperan que los iraníes
aumenten sus exportaciones en alrededor de un millón de barriles diarios en un
plazo de 3 a 6 meses tras un acuerdo definitivo. La anticipación de un aumento
de la producción se sumará a la presión a la baja sobre los precios del
petróleo, ya generada por la incertidumbre económica mundial y la disminución
del comercio. La bajada de los precios del petróleo implica una mayor
austeridad presupuestaria en el Golfo, un mayor riesgo de retrasos o impagos a
los contratistas y un efecto dominó en las economías regionales. El presidente
quiere precios lo suficientemente bajos para satisfacer a los consumidores,
pero lo suficientemente altos como para no dejar sin recursos a los productores
petroleros estadounidenses. Los saudíes, en cambio, buscan proteger su cuota de
mercado y mantener precios altos para financiar sus esfuerzos de
diversificación.
Exportaciones de energía nuclear, IA y armamento
Como fruto de este viaje se
espera que Estados Unidos relaje sus controles sobre las exportaciones de
energía nuclear, inteligencia artificial y sistemas de armas. Se espera que las
ventas potenciales de defensa, que superan los 100.000 millones de dólares,
incluyan aeronaves, municiones avanzadas, sistemas de defensa antimisiles,
drones no tripulados y activos navales. La administración Trump podría incluso
intentar reactivar la propuesta de venta de aviones de combate F-35 y drones
MQ-9 Reaper a los Emiratos Árabes Unidos.
Los analistas de DGA Group consideran probable
que la escala de los acuerdos
relacionados con la Inteligencia Artificial supere incluso las ventas de
defensa. Emiratos Árabes Unidos ya se ha comprometido a invertir 1,4 billones
de dólares en Estados Unidos durante la próxima década en infraestructura de IA
y tecnología relacionada. Se espera que Arabia Saudí anuncie un compromiso
similar durante la visita del presidente Trump. Altos funcionarios
estadounidenses argumentan que otorgar un mayor acceso a procesadores avanzados
de IA dará a Washington más influencia con los socios del Golfo, incluso a la
hora de definir su cooperación con China, que las medidas restrictivas.
Empresas entre Arabia Saudí y China
Otra implicación clave del
viaje presidencial es que la administración Trump cree que puede vender al
Golfo parte de la tecnología estadounidense más avanzada y, al mismo tiempo,
limitar e incluso reducir la cooperación regional con China. Durante años, los
países del Golfo han profundizado sus lazos comerciales, tecnológicos e incluso
militares con Pekín, poniendo a prueba la tolerancia de Washington. Por
ejemplo, las empresas conjuntas entre Arabia Saudí y China en el desarrollo de
componentes para drones y misiles, junto con la colaboración en ciberseguridad
y tecnologías antidrones, desafían directamente la idea de que la interacción
económica con Pekín pueda separarse de los asuntos de seguridad.
En su último informe anual, la Comisión de
Revisión Económica y de Seguridad bipartidista entre Estados Unidos y China,
establecida por el Congreso para brindar recomendaciones legislativas, señaló
las alianzas en IA entre empresas chinas y del Golfo como un "nuevo vector
de vulnerabilidad". Incluso cuando los países del Golfo afirman haber
desinvertido en activos chinos, persisten las dudas sobre si estas medidas son
desinversiones genuinas o soluciones tácticas alternativas diseñadas para
apaciguar las preocupaciones de Estados Unidos.
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