domingo, 13 de marzo de 2011

Japón nuclear

   El miedo a la radiactividad está en la piel. Los niños son registrados por el detector y se ponen manos arriba como en una película. La tragedia para ellos es un juego.


   Mientras Japón recuenta a sus muertos los niños juegan a un juego interminable. Algunos tendrán pesadillas recurrentes varias noches seguidas, otros se creerán personajes de un manga (el popular comic japonés): la tierra tembló por el monstruo. Los niños se hacen grandes en las tragedias y los hombres empequeñecen.


   Y parecerá obsceno pero mucha gente en el mundo pese al bombardeo incesante de información en la Red y los móviles se irá esta noche a la cama ignorante del terremoto de Japón. Mientras el gran temblor puso el punto y final (inesperado) para miles de japoneses. ¿Qué fue lo último que hicieron las víctimas? Dar un beso en casa y decir hasta luego, no despedirse sin saber que sería para siempre, irse enfadados para reconciliarse en el más allá...¿Y los miles de desaparecidos? ¿Qué pasa por la cabeza de los que aún están vivos?

   Incredulidad en las miradas, pavor, sorpresa, indignación. El sol rojo muere en Japón y el luto lo ennegrece todo. Pero ellos sabrán salir de esta gran pesadilla

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