Más vale perder un ojo…pero esta vez perdió los dos. "Mejor estar ciego
que vivir sin dignidad" . Este lamento se viene repitiendo/escuchando
desde la noche de los tiempos.
El activista egipcio Ahmed
Harara fue cegado dos veces en su lucha por la libertad. Perdió
un ojo en las revueltas de febrero y el otro, en noviembre pasado. En la defensa
de su dignidad, 1.200 personas perdieron parcial o totalmente la vista en
Egipto. En España, hace 17 años, un trabajador que reivindicaba su derecho a no perder su puesto de trabajo perdió brutalmente un ojo por una pelota de goma lanzada por la policía. Gobernaba
Felipe González y su equipo económico puso en marcha lo que consideró una
necesaria reconversión industrial, calificada de ‘salvaje’ por muchos
trabajadores.
Los manifestantes, desbordando una plaza
que Harara ya no podrá ver, lo aplauden, lo abrazan, lo felicitan. Alguien colgó
de un poste de electricidad un cartel: "Nosotros somos tus ojos, Ahmed
Harara", cuenta america.infobae en una crónica sin firma. "Fui alcanzado por esquirlas en el cráneo, el cuello y el
ojo derecho. Cuatro estallidos destruyeron mi retina", Harara, recuerda lo
sucedido en aquél mes de febrero cuando perdió la vista de un ojo. Herido poco
después en un pulmón, pasó tres días en coma en un hospital. Volvió a la calle
pese a todo. El pasado 19 de noviembre, una bala de goma le arrancó su segundo
ojo. Un video subido a YouTube registró el momento en el cual un oficial es
felicitado por sus colegas; "¡En el ojo! ¡Diste en el ojo! ¡Bravo!"
Ahmed Harara sintetizó el coraje de todos
los "héroes" de la plaza Tahrir en una frase: "Prefiero vivir
ciego, pero con dignidad y la cabeza alta, antes que con la vista baja".
En
medio de una crisis emocional pese al tratamiento de sedantes, Norberto Prados,
de 47 años, trataba de explicarse postrado en la cama del hospital de la
habitación 702, consolado por el mayor de sus tres hijos. «No sé cómo ocurrió.
Estaba sentado en la vía del tren y de repente cargaron. Yo huí y cuando estaba
en el andén recibí un fuerte golpe en el ojo. Por lo brutal del impacto debió
de ser una pelota de goma, pero no podría asegurarlo».
Cierra los ojos por un momento y trata de convertirte en Ahmed o en Norberto. Uno ciego, el otro tuerto por defender la DIGNIDAD...
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