La Autoridad Bancaria
Europea (EBA) ha decidido posponer los test de estrés a los bancos hasta 2021 a
causa del coronavirus. Las pruebas a las que se iban a someter los grandes
bancos europeos este año incluían un escenario mucho más adverso que en las
cuatro ediciones anteriores, según Cinco Días. El brote de COVID-19 y su
propagación mundial desde febrero crea desafíos inmediatos para la sociedad y riesgos
para el panorama económico. Aunque la magnitud a largo plazo del shock
económico aún no se puede cuantificar, es probable que disminuya la actividad
económica, reconoce la EBA.
Por este motivo la AutoridadBancaria Europea ha decidido posponer el ejercicio de prueba de esfuerzo entoda la UE hasta 2021. Esto permitirá a los bancos concentrarse y garantizar la
continuidad de sus operaciones principales, incluido el apoyo a sus
clientes. Para este 2020 se llevará a cabo un ejercicio adicional de
transparencia en toda la UE para proporcionar información actualizada sobre las
exposiciones de los bancos y la calidad de los activos a los participantes del
mercado.
Desde la crisis financiera,
los bancos europeos han fortalecido su posición de capital, acumulando un
sólido amortiguador de liquidez y mejorado la calidad de los activos en sus
balances. Los bancos de la UE han implementado medidas para garantizar la
continuidad del negocio y un servicio adecuado a sus clientes, pero se
enfrentan a desafíos operativos, de ahí la necesidad de centrarse en sus
operaciones centrales y funciones críticas. Los supervisores están
trabajando con los bancos mientras mantienen su apoyo a los sectores domésticos
y corporativos, particularmente a las pequeñas y medianas empresas, y se
aseguran de que se satisfagan las necesidades básicas de sus clientes.
La EBA, junto con las
autoridades nacionales competentes y el Banco Central Europeo, están
coordinando un esfuerzo conjunto para aliviar la carga operativa inmediata para
los bancos en esta coyuntura desafiante. En este sentido recomienda a las autoridades
nacionales competentes que hagan un uso completo, cuando corresponda, de la
flexibilidad incorporada en el marco regulatorio para apoyar al sector
bancario.
Además, la EBA recomienda que
se planifiquen las actividades de supervisión, incluidas las inspecciones in
situ, de manera pragmática y flexible, y posiblemente pospongan las que se
consideren no esenciales. También se estudia dar margen a los bancos en
las fechas de envío de algunas áreas de informes de supervisión, sin poner en
juego la información crucial necesaria para monitorear de cerca la situación
financiera y prudencial de los bancos.
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