domingo, 27 de enero de 2013

La ‘bomba atómica’ de Pedro J. y El Mundo


La ciudadanía está sobrecogida por el presunto reparto de sobres entre dirigentes del Partido Popular. El Mundo y luego El País han puesto en marcha el ventilador con lo que reconocen como indicios, no evidencias. Por eso han acertado, la mayoría de los españoles se conforman con que les sirvan en bandeja escándalos basados en conjeturas, no en pruebas.
 Diez días después del escándalo Bárcenas (como lo llaman los redactores de El País), la ‘bomba atómica’ como lo bautizó el nuevo programa de La Sexta, con Pedro J. Ramírez como invitado estelar, tan sólo se ha presentado un testimonio (puras elucubraciones) de un ex empleado de Pedro J. en Unidad Editorial, editora de El Mundo. A esto le llaman periodismo. La única certeza por ahora es que el Partido Popular trató de quitar del proceso judicial a su ex tesorero. Y otra certeza más grave es que la bomba Pedro J. ha desatado una animadversión sin precedentes contra todo lo que sea PP. Se deja abierta la espita para que el olor nauseabundo penetre en los hogares. El ciudadano parece feliz respirando esta burbuja de medidas verdades y mentiras.
Curiosamente los dos grupos de comunicación que sustentan El País y el Mundo, en manos de los bancos acreedores, con pérdidas cuantiosas y una desastrosa gestión necesitados de grandes ayudas -que han despedido a sus profesionales más rigurosos- se alían en levantar las alfombras y sacudir el polvo, pero dejan debajo la verdadera podredumbre: el cáncer de la corrupción que mina a los medios de comunicación. Esta catarsis artificial sólo ha servido para que dos periodistas ególatras sugieran que son los que de verdad mandan en este país. La bomba de relojería Bárcenas, a la que aluden en sus informaciones los redactores de El País, está más que desactivada.
Los kamikazes Pedro J. y Cebrián son el verdadero peligro. Han provocado una sacudida emocional sin medir las consecuencias. El primero. que en el programa estelar de la Sexta no dio un solo nombre, ha puesto a los populares en el tiro al blanco. Pero Pedro J. se jacta de que los presuntos sobrecogidos cantarán y presume de que la primera crisis de Gobierno – en la que Rajoy cambiará varios ministros- será obra suya. Una pena este juego de verdades y mentiras. Menos mal que el duopolio El País/El Mundo o Cebrián/Pedro J. pierde gas con la poderosa presencia de medios on line, más rigurosos en el servicio a la ciudadanía. 

domingo, 6 de enero de 2013

Conductas anómalas

Uno ya no distingue la frontera entre los listos y los tontos. Antes, hace apenas unas horas, había una sutil diferencia. La llamaban ética y los tontos ufanos la levantaban como un estandarte. Ahora, los listos han arrasado con todo y han dejado a los tontos, sentados como imbéciles.
 Conductas anómalas, es el diagnóstico. Pero ¿anómalas para quién? Está claro que sólo para el que se lo plantea, los otros hace un rato que pasaron el puente que les blinda contra los improperios. Tratan de ponernos a prueba, a ver si les saltamos de una vez a la yugular, reflexionaba alguien en las rede sociales. Desgraciadamente, ni siquiera nos miran. Para ellos, no existimos. Que cada palo aguante su vela.