domingo, 6 de octubre de 2013

La obscenidad de convertirte en millonario en plena crisis

En un país con seis millones de parados, atravesado por una brutal crisis y gobierno-oposición (totalmente ineficientes), convertirte en millonario de la noche a la mañana es posible. Una probabilidad entre millones le ha tocado a un ciudadano, aún no sabemos si español o inmigrante. El maldito geolocalizador de loterías le sitúa en un pueblecito que muchos desconocíamos existía llamado Santa María de Cayón, en Cantabria. Una zona bucólica de campesinos y pastores, ahora ensombrecida por la llegada de la fortuna: 19.226.385,46 euros; tal vez no deseada.


La obscenidad de convertirte en millonario en plena crisis despierta las pasiones más encontradas: envidia, venganza y hasta odio hacia ese personaje todavía sin identidad al que desde anoche persiguen febrilmente directores de sucursales bancarias -que tras engañar con preferentes y demás- necesitan llevar dinero fresco a su amados jefes. El indiano, tal vez sea un indiano, ha vuelto a hacer fortuna, al igual que la Hacienda de Montoro que no olvidemos se lleva el 20%. La obscenidad de este gran premio ha creado automáticamente una nueva legión de ludópatas. ¡Maldita sea! Lo confieso he perdido los dos euros que jugaba y me fastidia que este ciudadano/a -tal vez aún en la ignorancia- se lo haya llevado.