miércoles, 23 de noviembre de 2011

Espero tu querella, DSK

   
   Yo también quiero ser querellado por ese depredador que algunos medios quieren convertir en ángel con la complicidad de su mujer:
http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/strauss-kahn-mujer-querellan-contra-consejero-sarkozy-contra-diversos-medios-1232972

   Domingo Sebastian Kant (DSK), presidente de una comunidad de vecinos y representante comercial, en una noche mala abusó presuntamente de una limpiadora de dicha comunidad y tras ser denunciado por esta acabó temporalmente con sus huesos en la cárcel. Ahora está pendiente de juicio. Los periódicos nunca dieron la noticia, ni tan siquiera los amarillistas a los que les había llegado el chivatazo desde comisaría. “Domingo es un don nadie”, fue el unánime sentir de la prensa para silenciarlo. Causalmente ese mismo día otro DSK (Dominique Strauss-Khan) inundó las portadas de los diarios de todo el mundo. También fue acusado de intento de violación de otra camarera/limpiadora de un hotel en Nueva York. “Ha caído un pez gordo”, fue la exclamación de los periodistas para esparcir la noticia a los cuatro vientos. Domingo nunca fue noticia, Dominique lo era a todas horas. ¿Qué les diferenciaba? Domingo no tenía pedigrí. A Dominique le sobraba.

   En el momento de su detención en Nueva York, Dominique era Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), se postulaba como candidato por los socialistas a la presidencia de Francia; y un dato nada baladí: su mujer, Anne Sinclair, es una de las mujeres más ricas de Francia y pertenece al poderoso lobby judío. La foto del pez gordo con grilletes, cabizbajo y custodiado por policías norteamericanos en el juzgado dio la vuelta al mundo. Domingo seguía con avidez las informaciones cómo si también le afectaran. Su denunciante y presunta víctima, casualmente también era negra, como la que denunció al todopoderoso director del FMI. Cuando Dominique llegó al juzgado más de un centenar de camareras, en su mayoría negras, le increparon y puede que hasta le insultaran. Domingo no quiere ni imaginar que pasaría si todas las limpiadoras de la ciudad hicieran causa común con la limpiadora de su comunidad. Por si acaso estuvo unos días sin poner un pie en la calle, mientras la curiosidad sobre el otro DSK le enganchaba día y noche a internet. Así pudo enterarse de que el tal Dominique dimitió (o fue obligado a dimitir) como director del FMI, por eso de preservar la buena reputación del archifamoso organismo internacional. “Fue como reconocer su culpabilidad”, reflexionó Domingo. “Yo nunca dimitiría de presidente de la comunidad por la maledicencia de una limpiadora. Es su palabra contra la mía”, apostilló.
     Domingo enseguida captó que la defensa de Dominique se basaba en ‘tu palabra contra la mía’. La primera andanada contra la denunciante, llamada Nafissatou Diallo y natural de Guinea, no tardó en llegar: Ella sabía lo que estaba haciendo y que DSK era muy rico”. Una mancha empezaba a extenderse sobre la camarera del hotel de Nueva York. Domingo se enteró por la prensa on line de que además, al parecer, tenía un pasado turbio. Se le había interceptado una conversación telefónica en la que hablaba con un preso implicado en tráfico de drogas. Al parecer Nafissatou Diallo le revelaba a su amigo delincuente que ella sabría cómo sacar partido a la presunta agresión. Por un momento Domingo se plantea contratar a un detective para que husmee en la intimidad de la limpiadora. Pero está escaso de recursos. En cambio ha leído en Internet que su homónimo había desembolsado sin pestañear seis millones de dólares para salir en libertad provisional.
   Domingo cae en la cuenta de que el objetivo de la defensa es convertir a Nafissatou Diallo en un ser mezquino y miserable sin capacidad para levantar la mínima acusación. La palabra de la guineana no vale nada contra las poderosas palabras de los amigos de Dominique que no tardan en iniciar una gran ofensiva en los periódicos de todo el mundo. Hay que darle la vuelta a la opinión pública. Convertir al presunto depredador  DSK en un ángel. Hay que contrarrestar el peso de la balanza claramente desfavorable al todopoderoso Dominique y favorable a una chica negra, natural de Guinea.

   Mes y medio después de su detención un Dominique renacido (nada que ver con el presunto culpable atenazado por los grilletes), sale de la cárcel, en libertad bajo fianza, y posa sonriente con su mujer a las puertas del juzgado. Las dudas del caso (presuntas incoherencias en la declaración de la víctima) lo dejan en libertad, pero el juez mantiene los cargos en su contra. La denunciante parece perder credibilidad por su turbio pasado aireado sin compasión por los medios de comunicación. Hasta el fiscal acusador es cuestionado y algunos medios aseguran que pronto retirará los cargos, lo que no sucede con tanta celeridad. Domingo navega con avidez por Internet y así concluye que pocos medios de comunicación mantienen la tesis de que un intento de violación o agresión sexual no deja de serlo porque la víctima no sea todo lo honorable que la sociedad desea. Al ingenuo de Dominique le tendieron una trampa escriben algunos periodistas. A mi también me la debieron tender y no me di cuenta, fantasea Domingo.
La ofensiva contra la camarera Nafissatou Diallo arrecia ante la movilización de centenares de miles de mujeres francesas que se echan a las calles de París para protestar contra el presunto culpable Dominique Strauss-Khan. En la prensa aparecen nuevos testimonios en su contra hasta ahora silenciados por temor a represalias. La maquinaria mediática se pone en marcha. ¿Quién mejor que una mujer para defender a DSK? ¿Será perdonado Strauss-Kahn? se pregunta Nicole Muchnik, pintora y escritora en una tribuna publicada en lugar destacado en los grandes diarios europeos (en España en El País). Domingo lee el desafortunado titular. ¿Si es inocente de que tiene que ser perdonado? se pregunta. Repasa de cabo a rabo la tribuna y anota un párrafo que le podría servir para su defensa: “Todo lo que parecía cierto se vuelve falso, el culpable lo es menos, la víctima ha perdido inocencia”. La denunciante no es trigo limpio, es el mensaje que penetra una y otra vez en la cabeza de Domingo. Otro judío, filósofo y enfant terrible del 68, Bernard Henry Lévy, sale varias veces en defensa de Dominique “Lecciones del falso Strauss-Kahn”, el titular en El País de su última tribuna no podía ser más claro. Al igual que Nicole Muchnik, sólo tres días antes, Lévy insiste en denunciar el circo mediático montado en Estados Unidos en torno al ex director- gerente del FMI. Como si la puesta en escena a la americana fuera la excusa para borrar el presunto delito sexual.
   Tanto Nicole como Bernard tratan de hacer un símil entre La Bella y la Bestia. Nicole: “Se trataba de uno de los hombres más poderosos del mundo, brillante director gerente del Fondo Monetario Internacional y presumible candidato a la presidencia de Francia, un hombre de izquierda, judío, rico gracias a la herencia de su mujer... Pero era el presunto culpable de violencias sexuales, tal vez de violación, contra Nafissatou Diallo, una joven guineana de 32 años, madre de una hija, camarera en el hotel Sofitel, que vive modestamente en un pequeño apartamento del Bronx, el barrio más desfavorecido de Nueva York; una inmigrante musulmana sin historia, una presunta inocente "traumatizada", "digna", "valerosa", "devastada", un paradigma de víctima, mujer, pobre y sin derechos...” Y Bernard: “Dominique Strauss-Kahn ya no era Dominique Strauss-Kahn. Era el espejo del mundo de los banqueros blancos y globalizados. Y la señorita Diallo era, frente a él, la encarnación de las mujeres humilladas, maltratadas y, por añadidura, inmigrantes y pobres...
   El círculo se va cerrando entorno a la denunciante. No está en posesión de la palabra revelada, sostiene Bernard. "Todas somos camareras", se escuchó gritar a miles de mujeres en las calles de París. Domingo sonríe satisfecho. “Todos somos DSK”, reza su camiseta cuando decide salir a la calle.