La rapidez de reflejos hace
subir enteros al político que no titubea. Pedro Sánchez parece haber sentenciado a ese hazmerreir de las redes sociales que entró
en su gobierno. La anunciada dimisión/cese de Màxim Huerta, ex ministro de Cultura desde las 19:00 horas, le quita un pesado lastre a un gobierno de gente al parecer muy bien preparada y con ilusión. Su continuidad es un regalo para la derecha a la que con la máxima de “Y tú más…” le abre, el todavía ministro de Cultura, la puerta para regresar al poder.
Llama la atención que en un Gobierno
en el que parecía que sus ministros tenían criterio personal, sólo se haya
pronunciado de manera contundente, Teresa Ribera, ministra de Transición
Ecológica. Preguntada sobre si Màxim
Huerta, ministro de Cultura, debe dimitir tras publicarse en El
Confidencial que defraudó
a Hacienda 218.322 euros, Ribera ha dicho que "sería muy osado entrar
en una cuestión que afecta a un colega del Consejo de Ministros. A quien
corresponde responder esa pregunta es a él mismo y al presidente del
Gobierno". La ministra, no obstante, ha dicho que "es una
obligación de todos los ciudadanos cumplir con el sistema fiscal".
Màxim Huerta ya ha entrado
en el comparador de los comportamientos anómalos y no deseados. Las cremas
distraídas por Cristina Cifuentes y su falso master dispararon el termómetro de
los escándalos. Pero quién se ha pasado por el forro a los ciudadanos que pagan
religiosamente y, a veces con grandes esfuerzos, sus impuestos, ha elevado el
listón de las conductas indecenes. Da lo mismo que Màxim Huerta esté en paz con
Hacienda. Los filtradores del fisco no le han perdonado y han lanzado la
primera pedrada a la frente de Pedro Sánchez.
“Esperamos con ansia que un
gobierno socialista lidere fuerzas progresistas en España para reconectarse con
las bases, reducir la desigualdad y apoyar a las víctimas de la austeridad”. Es
el tuit de Jeremy Corbyn, el líder del partido laboralista británico, enviado al
presidente Pedro Sánchez.
Màxim Huerta representa todo lo que no le gusta al buen ciudadano.
La derecha se frotaba las
manos. En la izquierda se quedaron perplejos. Pablo Iglesias parecía el
justiciero solitario.
Adiós,Màxim, tienes material para otra novela.
Adiós,Màxim, tienes material para otra novela.