jueves, 6 de enero de 2011

Inmolados en España

   Está bien contar lo de fuera. Pero también hay que reflexionar sobre lo sucedido en España por culpa del paro en los últimos años. Aquí también se han inmolado a lo bonzo -si es que se puede utilizar esta palabra- no hace falta ir a Túnez como hace El País para contarlo.
   La inmolación de un joven hace algo más de dos semanas en una pequeña ciudad de Túnez ha incendiado al país del norte de África supuestamente más estable, y el más mimado por la Unión Europea después de Marruecos (http://www.elpais.com/articulo/internacional/ciberataques/colapsan/todas/webs/regimen/tunecino/elpepuint/20110106elpepiint_1/Tes

   Esto viene pasando en España y todavía no se han tomado medidas preventivas para que no siga ocurriendo:
El ciudadano senegalés de 32 años que murió ayer en un hospital, tras quemarse a lo bonzo en una calle de Mijas-costa (Málaga), solicitó hace un año la regularización de su situación en España, pero le fue denegada por las autoridades, ante lo que interpuso un recurso aún no resuelto. Fuentes de la investigación informaron de que la petición para acogerse al proceso de normalización abierto por el Gobierno el pasado año la formuló en Madrid, fue rechazada por causas no precisadas y no consta la existencia de orden de expulsión del país.
Efe. 06.06.2006

   En nuestro territorio varios ciudadanos se han quemado a lo bonzo por no encontrar trabajo. Todos eran inmigrantes y se les vio arder como teas ante la pantalla del televisor. En Internet tecleando ‘ciudadano rumano se quema a lo bonzo’, todavía se pueden ver las duras imágenes que dieron como noticia de impacto los informativos de todas las televisiones y que, desgraciadamente, han pasado a ser un divertimento para algunos ciberciudadanos. ‘Rumano a la parrilla’ titulaba un internauta tras colgar el video en el que se veía desnudo de cintura para arriba a Marian Mitrita rociarse con gasolina ante sus familiares. La dramática situación económica que le aquejaba fue el detonante. Fue el acto de un desesperado pero muy meditado… Un año antes un senegalés de 32 años ardía en una céntrica calle del Sur de España. O.D. había solicitado la regularización de su situación en España pero al parecer le fue denegada por las autoridades. Organizaciones humanitarias denuncian los trastornos psicológicos que pueden sufrir los inmigrantes y aluden al ‘síndrome de Ulises’ para tratar de explicar su incapacidad de adaptarse al nuevo entorno. Ulises añoraba su tierra de origen Ítaca pero se veía imposibilitado de volver a ella.
   En diciembre del 2000 la prensa daba cuenta de cómo 27 inmigrantes marroquíes encerrados en la comisaría central de Málaga —después de haber llegado a España hace dos días en patera y ante la perspectiva de ser trasladados a Ceuta para ser posteriormente expulsados a su país—prefirieron prender fuego a los calabozos antes que permitir su expulsión. Cuatro murieron.
   En noviembre de 2009 un hombre de origen magrebí intentó quemarse a lo bonzo frente a la sede de Comisiones Obreras de la capital balear. Cabe preguntarse el porqué del dramatismo con que los inmigrantes ponen fin a su vida. Con esta brutal exhibición pública buscan dejar testimonio de la injusticia. Al igual que los mártires invocan su dignidad para llevar a cabo su terrible acción…
   Al igual que hace El País con el caso del joven tunecino, la prensa recogía en sus titulares que se inmolaron, pero la verdadera acepción de inmolar es: sacrificarse por el bien ajeno, según definición del Diccionario Ideológico de la Lengua Española de Julio Casares. Estos inmigrantes coinciden con los mártires en invocar la Dignidad con mayúscula para llevar a cabo tan terrible acción. La dignidad es, según definición de la Real Academia Española: la gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse. ¿Qué entienden por dignidad estos hombres desesperados? Está claro que le dan un significado más profundo, más cercano a la epidermis.
   Ante hechos tan dramáticos el sentido común se manifiesta: ¿Sólo un loco o un desesperado pueden actuar de esta manera? De nuevo nos encontramos ante la delgada línea que separa una mente enferma de una mente sana. Pero también se puede inferir que todo parado (sobre todo de larga duración) en su comportamiento presenta los rasgos inherentes a un sujeto bipolar: baja o alta autoestima, depresión o euforia, víctima y verdugo…El parado puede compartir al mismo tiempo una mente sana y una mente enferma. Su personalidad se escinde sin tomar conciencia de la situación. Y el caos interior desencadena la catástrofe.