martes, 14 de junio de 2011

La 'dignidad' del suicidio

   ¿Es lícito invocar la DIGNIDAD para justificar el suicidio? Ahora lo acaba de hacer un director británico que filmó el suicidio en directo de un multimillonario aquejado de una grave enfermedad.

"Estoy seguro de que para mucha gente la falta de dignidad sí sería un motivo para querer quitarse la vida”, justificó Terry Pratchett, director del documental emitido ayer por la BBC. Pratchett posa ante el fotógrafo con un bastón, la efigie de su empuñadura es una calavera. Pero no tiene vinculación la llamada a la muerte con este caso de suicidio. Pratchett escribe novelas y le gusta exhibir este fetiche. (Hago esta corrección por consejo de un voraz lector de Praactchett, al que yo aún no he leído. Confieso que hasta hoy desconocía de su existencia).


   En noviembre de 2009 un hombre de origen magrebí intentó quemarse a lo bonzo frente a la sede del sindicato Comisiones Obreras de Palma de Mallorca. En el libro inédito 'Muertes Silenciosas', apuntamos cómo en países tan avanzados socialmente caso de  Noruega, consideran entre los grupos con 'elevado riesgo' de comportamiento suicida las personas desempleadas. Este es un caso no contemplado abiertamente en España. Pero en nuestro territorio varios ciudadanos se han quemado a lo bonzo por no encontrar trabajo. Todos eran inmigrantes y se les vio arder como teas ante la pantalla del televisor. En Internet tecleando ‘ciudadano rumano se quema a lo bonzo’, todavía se pueden ver las duras imágenes que dieron como noticia de impacto los informativos de todas las televisiones y que, desgraciadamente, han pasado a ser un divertimento para algunos ciberciudadanos.

   ‘Rumano a la parrilla’, titulaba un internauta tras colgar el vídeo en el que se veía desnudo de cintura para arriba a Marian Mitrita rociarse con gasolina ante sus familiares. La dramática situación económica que le aquejaba fue el detonante. Fue el acto de un desesperado pero muy meditado. Un año antes un senegalés de 32 años ardía en una céntrica calle del Sur de España. O.D. había solicitado la regularización de su situación en España pero al parecer le fue denegada por las autoridades. Organizaciones humanitarias denuncian los trastornos psicológicos que pueden sufrir los inmigrantes y aluden al síndrome de Ulises para tratar de explicar su incapacidad de adaptarse al nuevo entorno. Ulises añoraba su tierra de origen Ítaca pero se veía imposibilitado de volver a ella.
   En diciembre del 2000 la prensa daba cuenta de cómo 27 inmigrantes marroquíes encerrados en la comisaría central de Málaga —después de haber llegado a España hace dos días en patera y ante la perspectiva de ser trasladados a Ceuta para ser posteriormente expulsados a su país—prefirieron prender fuego a los calabozos antes que permitir su expulsión. Cuatro murieron. Cabe preguntarse el por qué del dramatismo con que los inmigrantes ponen fin a su vida. Con esta brutal exhibición pública buscan dejar testimonio de la injusticia.  Invocan su DIGNIDAD para llevar a cabo su terrible acción…¿Tenía derecho el multimillonario a invocarla?