miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Invitarías a un gángster a cenar a tu casa?

   El mafioso acepta tu invitación y se presenta a la hora de cenar con su mujer e hijos. Lleva un regalo para tu hija pequeña de dos años, tan abultado que por un momento imaginas que es una bomba...

   Tu mujer prepara la cena mientras tu hija, ilusionada y nerviosa, desenvuelve el voluminoso paquete: aparece un tiovivo con sus caballitos. Respiras tranquilo. Cuando contaba 32 años, el periodista Gay Talese propuso a Bill Bonanno, hijo del patriarca de la mafia de Nueva York, un encuentro para que hablara de como era su infancia y su juventud antes de comparecer como encausado ante la Corte de Estados Unidos. Talese -según confesó ayer en Madrid, a sus 79 años- se puso tan pesado que un año después, vía su abogado, Bill Bonanno aceptó el encuentro: primero una cena a tres (el periodista, el mafioso y su abogado) en lo que Talese intuyó un restaurante de la mafia; luego vino la cena en el domicilio de Talese. Su mujer fue la anfitriona y cocinera.

   De la química surgida entre el mafioso y el periodista salió el libro 'Honrarás a tu padre'. ¿Invitarías a un especulador a cenar a tu casa? ¿a un violador? ¿a Bin Landen cuando estaba vivo? Esta es la invisible línea entre periodismo al servicio de la sociedad o periodismo al servicio de los medios amarillistas.
   Talese se explayó ayer en Madrid ante los alumnos de Ciencias de la Información de la Complutense. Y les dio la primera lección: "no vale quejarse  y decir que este tipo de periodismo no se puede hacer hoy. Se puede", les dijo Talese convencido. Y una lección magistral: "nunca puedes traicionar al entrevistado y publicar las confesiones que te ha hecho (aunque las tengas grabadas) si sabes que las dijo en un momento de desahogo". De aplicarse a rajatabla este consejo de Talese pocos periodistas estarían hoy en activo.