domingo, 19 de febrero de 2012

Tráfico de influencias celestiales

  España sigue siendo un país fiel a sus tradiciones: la recomendación está a la orden del día. Pasaba en la etapa feudal y sigue pasando ahora. El peso de los hábitos de una monja tiene más poder que la púrpura de los cardenales.

Cuando se trata de defender a los más débiles o necesitados la iglesia - o al menos algunos de sus miembros-  está al quite. Pasaba en el medioevo y pasa ahora. La sonrisa de una monja -y su cargo de directora de un colegio, todo hay que decirlo- ha podido más esta vez que las sentadas del 15-M. Sor Inmaculada ha parado un desahucio sin pegar un grito.
La historia ya ha sido contada y poco podemos añadir. No sabemos si 'Sor Desahucio' como El País -de Bernardo Pérez, su jefe de fotografía hemos tomado esta foto, esperamos su permiso- la ha bautizado ha movido algo más que 'tráfico de influencias celestiales'. Tal vez su congregación tenga la cuenta corriente en Bankia y no quiero ni pensar, si Sor Inmaculada, con su dulce sonrisa les ha sentenciado: "O paran el desahucio o retiramos nuestros ahorros" (que no serán pocos). Si esta presunta amenaza es real, tampoco importa. Lo que cuenta es que su poder de persuasión ha dado un respiro a una familia castigada por la crisis.    No podemos dejar de pensar en Cáritas que tanto hace, mientras ayuntamientos, comunidades y Administración Central, tiran con pólvora de rey, ya sea en carnavales, en inauguraciones o en las fiestas del pueblo. Si Cáritas hiciera como Sor Inmaculada y se plantara ante los que gobiernan  -y opositan- y les dijera: no damos de comer más a los necesitados. ¿Qué pasaría? Estamos en el país de la supervivencia.