23andMe ha iniciado un procedimiento voluntario de quiebra en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos para facilitar un proceso de venta que maximice el valor de su negocio. La compañía, especializada en la venta de test genéticos, tiene la intención de continuar operando con normalidad durante todo el proceso de venta. No se han producido cambios en la forma en la que almacena, gestiona y protege los datos de sus clientes, señala en un comunicado.
Si el Tribunal lo aprueba, 23andMe
con la asistencia de un banquero de inversión
independiente, solicitará activamente ofertas cualificadas durante un proceso
de 45 días. Si se presentan varias ofertas cualificadas durante el proceso de
venta supervisado por el Tribunal, la compañía planea realizar una subasta para
maximizar el valor de sus activos. Todo comprador deberá cumplir con la
legislación aplicable en materia de tratamiento de datos de clientes y
cualquier transacción estará sujeta a las aprobaciones regulatorias habituales,
incluyendo, según corresponda, las aprobaciones bajo la Ley Hart-Scott-Rodino y
el Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos.
La empresa ha presentado las
mociones habituales ante el Tribunal solicitando diversas medidas de alivio
desde el primer día, incluyendo la autorización para pagar los salarios y
beneficios de los empleados y compensar a ciertos proveedores de forma
anticipada. 23andMe también ha presentado una moción ante el Tribunal
solicitando la aprobación para rechazar numerosos contratos, incluyendo los
arrendamientos de inmuebles en Sunnyvale y San Francisco, con el fin de reducir
sus gastos operativos. La empresa ha recibido un compromiso de financiación de
deudor en posesión de hasta 35 millones de dólares de JMB Capital Partners.
Tras la aprobación judicial, se espera que la liquidez adicional de la financiación,
combinada con el efectivo generado por las operaciones en curso de la empresa,
respalde el negocio durante estos procedimientos.
Acuerdo con Almirall contra el lupus y la enfermedad de Crohn
En 2020, la compañía norteamericana
usó los datos de sus casi 10 millones de usuarios para crear y licenciar su
primer medicamento a una empresa española. En enero de dicho año firmó un
acuerdo con Almirall, especializada en dermatología médica, para la licencia
del anticuerpo monoclonal biespecífico de 23andMe, que la empleará contra el
lupus y la enfermedad de Crohn. Almirall se aseguró los derechos para
desarrollar y comercializar el anticuerpo para su uso mundial. “La asociación
con 23andMe, líder en genética y biotecnología, nos brinda una oportunidad
única de abordar las necesidades médicas no satisfechas en inmunodermatología”,
señaló Bhushan Hardas, director científico de Almirall, tras la firma del
acuerdo. “Al trabajar con Almirall, nos complace impulsar la misión de 23andMe
de ayudar a las personas a beneficiarse del conocimiento genético. Como líder
en dermatología médica, consideramos que Almirall era la mejor compañía para
impulsar este programa y, en última instancia, desarrollar una terapia eficaz
para los pacientes”, manifestó entonces Kenneth Hillan, director del área
terapéutica de 23andMe.
Los kits de ADN pueden poner en riesgo la privacidad
Hace unos años no era común realizar test genéticos en el domicilio. Los hisopos de la mejilla, las huellas digitales y la secuencia de ADN se guardaban para investigadores criminales o científicos en el laboratorio. Ahora, todo lo que se necesita es un kit en el que se deja una muestra de saliva, y a las pocas semanas las personas pueden acceder a su historial genético. La mayoría de los ciudadanos ignoran que los kits de ADN pueden poner en riesgo la privacidad de las personas. Cuando un usuario envía una muestra de saliva, no solo regala “lo más valioso que posee”, (su privacidad) sino que también se arriesga a recibir falsos positivos. Más de 26 millones de personas comparten su información con bases de datos de ADN. Para conocer sus razones desde Yourdna encuestaron a más de 1.000 personas sobre sus experiencias con las pruebas de ascendencia y salud genética del ADN en el hogar.
Una muestra rápida de saliva puede revelar información vital sobre su salud, incluidas sus posibilidades de desarrollar una enfermedad hereditaria y mutaciones que pueden afectar a futuros niños. Pero de todas las respuestas dadas por los encuestados que se hacen pruebas genéticas, la curiosidad fue la más repetida por el 60%. Un 40% también informó haberla realizado para conocer su riesgo genético de enfermedades. Compartir los resultados de una prueba de ADN es motivo de celebración cuando los resultados son negativos (lo que significa que no se encontró un marcador genético que se sabe que causa la enfermedad), pero una prueba positiva puede ser un poco más complicada. Las enfermedades crónicas cambian las relaciones de pareja.
Los genetistas señalan que un resultado positivo de la prueba no significa una probabilidad del 100% de que se desarrolle una infección. Tanto el estilo de vida como la genética juegan un papel en el desarrollo de la enfermedad, por lo que conocer sus riesgos puede ayudar a realizar cambios. Según esta encuesta, el 46% de las personas que se sometieron a una prueba de salud genética realizaron cambios en el estilo de vida después de revisar sus resultados. Sin embargo, la información compartida no es el único riesgo asociado con los test de ADN. Los falsos positivos son relativamente comunes y pueden llevar a las personas a realizar cambios drásticos e innecesarios. Las historias dramáticas de mujeres que se someten a mastectomías preventivas después de dar un falso positivo para la mutación del gen BRCA ha motivado, en ocasiones, a los usuarios y a los profesionales de la salud desconfiados de las pruebas de ADN.
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