Es surrealista que se cumpla un año desde el horrible ataque de Hamás el 7 de octubre y que 101 rehenes sigan en cautiverio, denuncia la ONG Standing Together, el movimiento progresista de base judío-palestino más grande de Israel. Saber que desde ese terrible día, los israelíes han permanecido desplazados de las comunidades fronterizas del sur y de las comunidades en la frontera con el Líbano, y que la población de Gaza ha sufrido bombardeos incesantes y una brutal invasión terrestre, que ha matado al menos a 41.000 personas y ha desplazado a la mayoría de la población civil. Lo que sigue es el comunicado que me ha hecho llegar esta organización de activistas.
Es difícil creer que un año
después, estemos en el comienzo de una nueva invasión terrestre en el Líbano,
que ya ha matado a cientos de personas inocentes, ha desplazado a más de un
millón de personas y está destinada a traer consigo niveles inimaginables de
matanza y destrucción. Cisjordania ha estado ardiendo bajo niveles extremos de
violencia de los colonos y los militares, y la ocupación se está profundizando.
“Nuestra sociedad en Israel está fragmentada, temerosa y sumida en un trauma
interminable que nuestros ministros extremistas del gobierno están utilizando
como herramienta para justificar más venganza, asesinatos y violencia, y para
mantenernos en un estado de guerra permanente”, acusa la ONG.
Desde que tenemos memoria, a
quienes pedían paz y no violencia se les consideraba “ingenuos”, estúpidos o
incluso traidores. Si el año pasado nos ha enseñado algo, es que no hay nada
más ingenuo que creer que este ciclo de derramamiento de sangre y guerras es
sostenible. No hay nada más ingenuo que creer que el camino que hemos seguido
hasta ahora es un camino que debemos seguir.
La verdad es que en esta tierra viven millones de palestinos y millones de judíos, y nadie se irá a ninguna parte. Trabajar por una paz sostenible que garantice a todos la libertad, la seguridad, la igualdad y la independencia es imperativo para cualquiera que quiera ver un futuro aquí en esta tierra. Los destinos de israelíes y palestinos, judíos y árabes, están atados. Así que no, no somos ingenuos, y ustedes tampoco.
Ante décadas de derramamiento de
sangre y un año de violencia y destrucción insondables, insistimos en la
solidaridad entre judíos y palestinos, e insistimos en pedir que se ponga fin
al derramamiento de sangre de una vez por todas. Hacemos un llamamiento a
nuestra sociedad para que luche por la vida frente a nuestros dirigentes, que
sólo hablan de muerte. Hacemos un llamamiento a todo el mundo para que elija un
bando, pero que ese bando no sea el de los israelíes ni el de los palestinos,
sino el de todos nosotros, los israelíes y los palestinos que estamos sobre el
terreno y que todos merecemos un futuro real, frente a nuestros dirigentes, que
sólo nos arrastran más hacia el abismo.