El empresario venezolano Víctor Vargas y su yerno, el empresario español Luis Alfonso de Borbón, no aportan liquidez para devolver sus ahorros a los accionistas del Banco del Orinoco del que ambos fueron directivos. Los síndicos de la quiebra de esta entidad financiera informan que el documento presentado por el accionista "Cartera de Inversiones Venezolanas" –propiedad de Víctor Vargas -no ha podido ser validado debido a que el mismo no se encuentra en orden. Como consecuencia, se ha notificado al tribunal de Curazao que el Grupo Cartera no ha presentado aún pruebas suficientes sobre la existencia del portafolio de valores del Banco del Orinoco, señala en un comunicado el abogado Roberto León Parilli, presidente de ANAUCO, entidad que defiende a varios de los ahorradores perjudicados.
“Los avances que hemos recibido indican que el proceso del Banco del
Orinoco está entrando en su fase final. Consideramos positivo el acortamiento
de los plazos y la presión que recae sobre el accionista para probar la
existencia de los activos que respaldarían un posible acuerdo de pago. De lo
contrario, el proceso no permitirá más demoras y se deberán tomarán medidas
decisivas en resguardo de los derechos de los afectados”, subraya ANAUCO
en el citado comunicado. A través del siguiente enlace, los perjudicados podrán acceder a la lista actualizada de créditos admitidos por la sindicatura.
Años peleando porque se les reintegre el dinero
Accionistas y depositantes de parte de su patrimonio y sus ahorros en el
Grupo Financiero BOD, en cuya dirección estaban Víctor Vargas y Luis Alfonso de
Borbón, llevan años peleando porque se les reintegre el dinero ingresado. En
este largo proceso judicial quedaron por el camino varios ahorradores, entre
ellos algunos de origen español, que fallecieron sin que las justicia les
devolviera lo sustraído.
Está plenamente demostrado que el BOD, a través de sus agencias y
ejecutivos en toda Venezuela, embaucó con premeditación y alevosía a estos
ahorristas que entregaron sus dólares para ser depositados en las cuentas del
Banco del Orinoco en Curazao, Allbank en Panamá, Bancamérica en República
Dominicana y el BOI Bank en Antigua y Barbuda. Lo más triste es que de los más
de mil millones de dólares captados no hay un solo dólar disponible, porque
todo ese dinero fue desaparecido mediante triangulaciones y compras de
propiedades en el marco de una compleja madeja de acciones ilegales y empresas
asociadas, denunció en un editorial Verdades y Rumores.