Nawal
significa regalo. Y Nawal El Saadawi, escritora, doctora, y feminista lleva
desde los diez años esperando el gran regalo de la libertad para Egipto. A sus
ochenta años su defensa de la justicia y la igualdad la lleva a difundir por
todo el mundo la revolución iniciada en Egipto el pasado 25 de enero. Exiliada durante
varios años en Estados Unidos (Carolina del Norte) por amenazas de muerte de
los integristas musulmanes, en 1996 Nawal regresó a su país para defender la
causa de los débiles. El éxito del levantamiento popular en la plaza de Tahrir,
que hizo caer al presidente Mubarak, corresponde a la juventud egipcia y a las
mujeres. “Los jóvenes, las mujeres y los humildes son los que se han movilizado
con mayor entusiasmo. Son los que aguantan día y noche”, subraya Nawal.
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En los momentos más duros
de la represión ¿quién quedaba en la plaza de Tahrir?
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Mucha gente creyendo que había cumplido con su papel en esta revolución
regresaba por la noche a su hogar. Eran los representantes de las clases medias,
conscientes de la brutalidad del régimen de Mubarak, los que se ponían a salvo.
Miembros del Ejército cargaban contra los jóvenes, las mujeres y los pobres que
se quedaban noche tras noche en la plaza de Tahrir exigiendo la libertad. Hubo
muertos entre los desposeídos hasta que intelectuales reconocidos empezaron a
contarlo al mundo y el Gobierno se vio en un callejón sin salida. En Egipto no
hay verdadera justicia y hay mucha discriminación. El sentimiento de
desigualdad es muy grande y la corrupción campa a sus anchas. La precariedad ha
aumentado en los últimos años hasta cotas insostenibles. El pueblo estará en la
plaza hasta que se cumpla su deseo de lograr un país digno para vivir.
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Desde Occidente Egipto era
un país para el turismo. Hasta que se produjeron los primeros atentados contra
turistas la afluencia al país era muy grande. Nadie hablaba de pobreza,
desigualdad, dictadura…
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Ni a quien gobernaba en Egipto (la familia Mubarak) ni a Occidente le
interesaba mostrar la situación real del país, la cara oculta y terrible de una
civilización milenaria. Para Hosni Mubarak los turistas eran una fuente de
divisas y la miseria no debía mostrarse. Pero llegó un momento en que los
jóvenes sin trabajo decidieron rebelarse.
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Nawal El Saadawi estuvo
encerrada en una cárcel de mujeres bajo un régimen muy opresivo y en unos años
muy duros. ¿Sufrió malos tratos?
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En la cárcel pegaban a otras mujeres pero a mí nunca me tocaron. Los
funcionarios no se atrevían a ponerme la mano encima. Les avisé que si me
golpeaban incendiaría la prisión. Esta amenaza pareció surtir efecto. Me tenían
respeto y tal vez miedo.
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¿Cuándo cesará la
violencia?
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La violencia continuará mientras la gente de Mubarak cuente con el
apoyo de Israel (menciona este país en primer lugar), Estados Unidos y Europa.
No puedo dejar de recordar como muchas mujeres perdieron a sus hijos a lo largo
de las cinco guerras que viví en Egipto. La mayoría eran de familias
campesinas. Sus hijos fueron los soldados desconocidos, hombres y mujeres que
no poseían ninguna tierra. Los regímenes y gobierno sucesivos los engañaron y
los traicionaron en cada batalla. Lucharon y derramaron su sangre, pero siempre
fueron los gobernantes quienes se repartieron el botín.
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Pero a los medios
occidentales llegan versiones de que parte del Ejército está ahora con el
pueblo.
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Los militares no abrieron fuego en su momento en la plaza porque había
millones de egipcios. Pero luego se produjeron los ataques a la población. No
debemos olvidar que el Ejército está con los colonialistas que están
bombardeando Libia.
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¿Usted defiende a Gadafi?
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No. Gadafi es un dictador como Mubarak. Gadafi también colaboraba con
Estados Unidos, al igual que Sadam Hussein, el Sha de Irán, y tantos otros. Todos
estos países tienen en común el petróleo. Desde Norteamérica les han dominado y
sujetado durante muchos años, les han concedido en algunos casos créditos
millonarios para tenerlos contentos. Hay grandes mentiras sobre la invasión de
Libia. Los aliados solo están interesados en el petróleo.
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¿Le han llegado apoyos
desde Norteamérica?
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No de Condoleezza Raid, ni de Hillary
Clinton, (bromea Nawal). Sí me han llegado mensajes de apoyo de socialistas
americanos, mujeres y hombres, que luchan contra el gran capital. No debemos
olvidar que desde Estados Unidos los capitalistas quieren abortar la
revolución.
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¿En Egipto, como tratan los
hombres actualmente a las mujeres?
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Las mujeres no tienen verdadera libertad. Hasta hace bien poco la
costumbre en el pueblo era el maltrato a la mujer y este en muchos sitios
continúa. Todos los maridos tenían que pegar a su esposa la noche de bodas. La
esposa tenía que probar su bastón antes de que pudiera probar el sabor de su
comida, para que supiera que Alá estaba en el cielo, y su esposo en la tierra,
y que debía esperar una paliza si no hacía lo que se le decía. Esto que dejé
contado en un libro todavía por desgracia ocurre en el Egipto de nuestros días.
Afortunadamente los jóvenes que están día y noche en la plaza y que han sido
los verdaderos impulsores de esta revolución tratan a las mujeres con respeto.
Pero todos somos conscientes de que cambiar estas malas costumbres llevará su
tiempo.
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