miércoles, 28 de abril de 2010

Un despido improcedente

Cualquier motivo es válido para el despido. El jefe siempre tiene razón aunque esté equivocado. Así queda demostrado en el siguiente fragmento:

“En el año 1795 un astrónomo que trabajaba como ayudante en el laboratorio de Greenwich perdió su empleo al descubrir su superior que los tiempos de paso por el meridiano que marcaba él mismo llevaban sistemáticamente 0,5 segundos de adelanto sobre los de su ayudante. Por supuesto, el superior supuso que los suyos eran correctos y erróneos los del ayudante”.
Historia de la Psicología, Thomas Hardy

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