Más allá de la palabra
'América'
Miércoles, 11 de mayo del 2011el periodico
Marcela Terra - (Barcelona)
Me quedé perpleja ante la euforia de los medios de comunicación
por la muerte de Bin Laden. Después llegaron el desconcierto y la rabia.
¿Realmente estamos celebrando un triunfo democrático o el triunfo de la
venganza? ¿Somos testigos de una demostración de fuerza, de un crimen de
Estado, de un acto igualmente terrorista? Infunde terror la licencia que, en
nombre de la paz mundial, de la democracia o en nombre de América, se toman los
gobernantes de Estados Unidos. Con este malestar por no compartir la euforia, y
con el malestar mayor que te da la sensación de ser incluida y excluida de ese
mundo que es América --o sea, chilena (como yo), suramericana, `sudaca¿, pero
no americana-- me dio por pensar en ciertas cosas. América es mucho más que
Bush y Obama y sus guerras de poder en el mundo. Estos señores se han apropiado
del nombre de América, pero no les interesa lo que hay más allá de las
fronteras de EEUU. América son los 13.500 niños y adolescentes que trabajan en
la minería artesanal en Bolivia, expuestos a peligrosos gases tóxicos y
accidentes por explosiones; su expectativa de vida no llega a los 40 años.
América es Haití, cuyo devastador terremoto el 2010 dejó más de 100.000
muertos, a los que se suman 4.835
a causa del cólera por la miseria en la que viven.
América es México, Ciudad Juárez y las miles de mujeres asesinadas cada año que
no encuentran justicia. América es Colombia, Nicaragua, Honduras, Brasil,
Uruguay, Paraguay, Perú, Argentina, Cuba y Ecuador, entre otros países, cada
uno con su propia búsqueda por una vida mejor. América es Chile y la lucha que
libramos para que Estados Unidos no eche su basura nuclear en el desierto de
Atacama. El desprecio que los líderes estadounidenses han demostrado siempre
por nuestras múltiples realidades americanas es un acto de terrorismo. América
es más que la casa donde los señores Obama, Bush y Kissinger (otro premio Nobel
de la paz, como Obama), hacen lo que les da la gana. Es la casa en la que
Kissinger decía: ¿Hay que matar al jodido Allende¿. América somos todos los
suramericanos, centroamericanos y norteamericanos que queremos una vida mejor,
con respeto, dignidad, libertad y democracia. Los americanos no compartimos las
guerras de los estadounidenses. Por eso, cuando el señor Obama dice que el
mundo es ahora mejor y más seguro, es porque no ha mirado a América, no sabe lo
que es América y no sabe lo que necesita América. Como dice un poema de Mario
Benedetti, ¿el Sur también existe¿. A medianoche escuché por la radio, en el
programa `Hora 25¿, de la SER ,
algunas reflexiones más razonables, como esta: ¿Tenemos el corazón partido
porque estamos muy contentos de que no exista Bin Laden, pero estamos
preocupados por la desaparición de la ética en la política internacional¿. O el
comentario de Josep Ramoneda: ¿Ante la oleada de entusiasmo que ha provocado la
muerte de Bin Laden, y aun a riesgo de quedar como un marciano, quiero que
conste en acta que me hubiera parecido mucho más digno de celebración que el
líder de Al Qaeda, en vez de ser ejecutado por un comando americano, hubiese
sido detenido y puesto a disposición de un tribunal competente para juzgarle.
¿O no es así como se hacen las cosas en democracia?¿. La venganza no puede ser
la respuesta.
Marcella -según Google chivatea- es directora teatral afincada en Barcelona. Volvemos a colgar su magnífica carta publicada en un diario catalán que desapareció de este blog por culpa de no se sabe quién.
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