Darles la patada es una forma festiva de decirle adiós para siempre al
que te ha estado torturando/martirizando durante años. De donde procede su
origen, lo ignoro (Google también) Un caricaturista cuando quiere dispara con
bala y dice en dos trazos verdades como puños, pero en esta ocasión los
caricaturistas no le han echado mucha imaginación a la caída de los dictadores.
Dar la patada al tirano que te ha pisado (sea grande o pequeño, del
mundo (Gadafi o Mubarak (Libia y Egipto) o de andar por casa) es una gran satisfacción. Debe dejarle a uno
bienestar en el cuerpo y en la mente. Un remedio terapéutico casero, no lo
vamos a negar. Pero no deja de ser, por otro lado, la más rastrera de las
violencias cotidianas. Vamos, una bajeza. Además, hay que andarse con cuidado.
Los hay que empiezan por darle la patada al perro un mal día y acaban por
patear a un mendigo.
Hasta la publicidad ha recreado
este acto violento (con mal gusto y gracia, todo hay que decirlo en detrimento
de los publicistas)
Pero también en internet se encuentran espacios de humor para que la patada sea indolora.
Hay víctimas de la patada que lo
confiesan sin rubor, tal vez otro remedio terapéutico para quitarse el mal
trago de ser humillado: “Me quedé inmóvil, y entonces sentí la patada:Toda la furia de aquél cabo con botas
militares y piernas como jamones contra mi flaco culo adolescente. Por
supuesto, aquello me sacó de mi letargo y a correr hasta la peluquería donde un
hombre inmenso y rojo como un tomate me recibió con una sonrisa…”
Confesión completa de este inocente en
No hay comentarios:
Publicar un comentario