Dedicado al Gobernador malo y a sus banqueros peor que malos
En España supervisa los bancos/cajas Miguel Ángel Fernández Ordoñez
En España supervisa los bancos/cajas Miguel Ángel Fernández Ordoñez
No dejo de preguntarme lo que debo de hacer cuando te sale un niño malo, de esos
que no puedes controlar y que te deparan sorpresa tras sorpresa (estropicios
incluso con efecto retroactivo: te llegan avisos del juzgado dos meses después,
multas de tráfico porque te birló el coche sin carné, tres meses después…).
Hay veces que estoy tentado de meterlo en un reformatorio, que para algunos padres es como poner tierra de por medio, vamos perderlo de vista. Por un lado pienso en plan sensato: “Adiós, niño malo, hay te pudras que no tienes enmienda”. Pero al final me digo: “mira es tu hijo, apechuga con todas las consecuencias. Quizá algún día de un cambio. Para bien, claro. Y si queda torcido, es tu hijo, que también cuenta”.
Hay veces que estoy tentado de meterlo en un reformatorio, que para algunos padres es como poner tierra de por medio, vamos perderlo de vista. Por un lado pienso en plan sensato: “Adiós, niño malo, hay te pudras que no tienes enmienda”. Pero al final me digo: “mira es tu hijo, apechuga con todas las consecuencias. Quizá algún día de un cambio. Para bien, claro. Y si queda torcido, es tu hijo, que también cuenta”.
“Mira que son listos estos tíos (los banqueros) - dice mi mujer, muy
cabreada- nos pasan los problemas (que en gran parte ellos han alimentado,
mirando para otro lado, cuando no siendo fiduciarios de negocios insolventes) y
nos tenemos que comer el marrón como una contribución más que pagar a la
crisis. ¿Y qué hacemos nosotros con el niño malo? ¿Se lo enviamos por
paquete-express a ellos (los banqueros)? Ganas me dan, no te digo. ¿Lo marginamos
como un apestado, como hacen ellos con los productos tóxicos? Nos aguantamos,
no queda otra”. Le doy la razón a mi mujer, en todo. No es para menos.
(El debate queda abierto:
¿enterramos los bidones tóxicos sin sellar en el jardín del vecino? Es otra
manera de traspasar los marrones.) Lo del niño malo/banco malo no se queda aquí. Es para reflexionar sobre los VALORES (no de legionario) que entre todos nos hemos cargado: desde la ética a la falta de palabra.
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